

El análisis dérmico facial es una analítica profesional de la piel hecha a partir de tecnología médica de última generación, con la que se analiza de forma automática la dermis y la epidermis, desde la superficie hasta las capas más profundas.
La tecnología utiliza una lente especial de triple tratamiento de imagen que permite un diagnóstico preciso de los parámetros principales que afectan a la piel:
• El análisis dérmico facial determina cuidadosamente el tipo de piel y analiza las diversas zonas de la cara (barbilla, pómulos, frente, etc.).
• Permite hacer mediciones específicas de los factores de la piel más relevantes a tratar: tipo de piel, hidratación, uniformidad, poros, manchas, arrugas, elasticidad y secreción sebácea.
• Permite comparar imágenes de detalles concretos y facilitar un seguimiento personalizado de los mismos.
• Hidratación: cuanto más hidratada está la piel, más capacidad tiene de conducir electrones. Los sensores de DermoPrime detectan las cantidades de electrones más pequeñas, ofreciendo así una medición muy precisa.
• Uniformidad y poros: el sensor que el usuario se coloca sobre la piel es una microcámara de alta resolución y sensibilidad (410.000 píxeles y 1.0 luxes de sensibilidad lumínica). Esta cámara ilumina la piel de manera homogénea para diagnosticar sus características.
• Manchas: el sistema utiliza luz polarizada (que es completamente innocua para la piel) para analizar las capas más profundas y visualizar los componentes responsables de su pigmentación.
• Arrugas: una de las técnicas más fiables para evaluar el grado de envejecimiento de la piel es la detección de las arrugas. Mediante la microcámara que actúa como microscopio, y utilizando un ángulo especial de luz, nos es posible medir la profundidad de las arrugas.
• Elasticidad: mediante un emisor y un receptor se aplican unas ondas sonoras que provocan ciertas microondulaciones en la piel. Si la piel está bien hidratada, las ondas se transmiten con mayor facilidad y rapidez.
• Grasa/sebo: para este análisis se utiliza un papel especial que reacciona pasando del color rosa al rojo en aquellas zonas donde se absorbe sebo.
Posteriormente, cuando se escanea con la cámara el patrón del papel impregnado, el software del sistema utilizado en el diagnóstico facial puede reconocer los parámetros esenciales que determinan nuestro tipo de piel.