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El tratamiento para pieles sensibles es un tratamiento calmante, descongestivo y dermoprotector que ayuda a equilibrar las sensaciones derivadas de la sequedad, la tirantez y la irritación.

El concepto de piel sensible se refiere a pieles que tienen hiperactividad, la cual está directamente relacionada con la excitación de las terminaciones nerviosas. Son pieles que se caracterizan por reaccionar más rápido irritándose o congestionándose ante la menor agresión o estímulo.

• Pieles con rojeces
• Rosáceas
• Pieles deshidratadas
• Pieles hiperreactivas
• Psoriasis
• Dermatitis

• Calma las pieles irritadas y descamadas
• Equilibra la vasoconstricción y la vasodilatación
• Protege los capilares y fortalece las pieles más sensibles en épocas de frío y de cambios de temperatura
• Repara rojeces y rosáceas
• Favorece la hidratación de la piel

• Stem Cell
• Tratamiento para piel sensible Massada

Una piel sensible es más vulnerable a los ataques externos y se caracteriza por una reacción extrema a factores normalmente bien tolerados. Se puede reconocer por diversos síntomas y puede presentar diferentes grados de severidad. Por ejemplo, la piel manifiesta rojeces y picores, tiranteces o sensación de calor, y se llega incluso a notar una sensación de ardor.

La epidermis de las pieles intolerantes y sensibles presenta una alteración en sus mecanismos de defensa contra agresiones externas, lo que favorece la deshidratación y la intromisión de agentes irritantes.

Las pieles sensibles tienden a desarrollar una superproducción de radicales libres, vinculada a una secreción anómala de moléculas potencialmente inflamatorias (citoquinas).

La piel sensible no tiene por qué ser una piel alérgica. Se trata de un tipo de piel más vulnerable a los ataques externos, ante los que reacciona de manera extrema. Esta hiperactividad está ligada directamente al grado de excitabilidad de las terminaciones nerviosas de la piel.

La reactividad de la piel puede tener diversas causas:

• Ambientales: el calor, el frío, el viento, el sol, los cambios bruscos de temperatura e incluso la polución atmosférica pueden producir picores, sensación de ardor y rojeces en la piel.
• Contacto: la aplicación de un producto que contiene ingredientes poco tolerados, o el contacto de la piel con agua muy dura o con ciertos tejidos puede provocar también sensaciones molestas en la piel.
• Vasculares: las paredes de los vasos sanguíneos se debilitan bajo la influencia de algunos factores externos, como los cambios de temperatura o cambios internos, por ejemplo comer alimentos picantes o ingerir alcohol.

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